miércoles, 9 de junio de 2010

Cumplenada

Dentro de poco cumplo años. Gracias a Dios lo pasaré trabajando. No tengo nada que celebrar. Lo más seguro es que me despierte sin recordar que es el que se supone "mi día".
Ya le pedí a mi gente que no me regalase nada, y que no quería fiesta alguna. Lo que me faltaba era tener que sonreir en un festejo del que no siento nada. No encuentro motivos para festejar. Quiero que pase rápido y al olvido.

Ni me apetece siquiera escribir sobre ello.

Prefiero que sea un día más, y así será.

martes, 8 de junio de 2010

Mar en calma...

Me levanto y no siento... pienso: "otro día más... otro día igual...".
Repito metódicamente lo que hago todas las mañanas. Podría hacerlo con los ojos cerrados... total, es siempre lo mismo... es que creo que ya lo hice con la mente ida: mis manos y mis pies se mueven de forma automática.
Estoy aqui porque tiene que haber de todo. Solo miro el reloj para saber cuanto me queda entre estas cuatro paredes. Es un poco triste, lo sé, pero también es tranquilo.... muy tranquilo... sin sobresaltos, sin sube-y-baja, sin montañas rusas... vacío se está relativamente bien. El calendario perdió su sentido; los días pasan, sin pena ni gloria. Una semana más... un fin de semana más... otra vez vuelta a empezar... el sol viene y va, y apenas si le echo cuenta. La noche es mi aliada: me siento bien en ella. No soy más que una sombra... y entre sombras he de vivir. La luna me sonrie y yo le sonrio a ella... tan reluciente, rodeada por infinidad de estrellas y sin embargo, solitaria. Siento lo mismo. No siente ni padece: hace lo que tiene que hacer y punto; salir y volver a esconderse. Un pedazo de roca gélida, con un lado brillante y otro siempre en la total oscuridad... sin duda, me siento igual. Nada la perturba, nada hace que cambie su trayectoria; todas las noches sale.
Ni tan siquiera Dios y el Diablo pelean ya por mi. No hay un alma por la que hacerlo. Una carcasa vacia, un zombi, un muerto en vida. Arranqué mi humanidad de cuajo para desterrarla de mi cuerpo.
No pienso en el pasado, no pienso en el futuro, ni tan siquiera en el presente. Paz total... no hay ilusiones ni preocupaciones. Arrastro mis pies por calles desiertas a horas en las que solo me encuentro a los gatos más negros. Lástima de vida, pero así no hay dolor.
El que no espera nada, nunca se desilusiona.
El que no siente nada, nunca llora.

Es duro, pero es así...

miércoles, 2 de junio de 2010

Pasando los días...

Estoy casi terminal... hay temporadas en que nada te sale bien: te falta el trabajo, no hay amor, las amistades no están, no hay dinero, te pasas el tiempo solo... se te acumula todo. Soy fuerte: he soportado muchas, muchas embatidas de esta vida, pero cada vez me cuesta más levantarme por las mañanas. Cada despertar, abro los ojos y me pregunto porque me levantaré hoy... no hay respuesta. No hay motivos en verdad. Lo hago por... costumbre. Vas viendo como el tiempo pasa, y te esfuerzas porque pase algo en tu vida para que exista un solo motivo; y ves con desagrado como no lo hay. La moral por los suelos, la paciencia agotada, la alegría desaparecida, el vacio cubriendo mi alma.

No hay planes de futuro. Total, ¿para qué? haga lo que haga, me saldrá del revés. Soporto una vida vacia de todo sin terminar de comprender el motivo. Pasado la mitad de mi tiempo en este mundo veo como todo el esfuerzo no ha servido de nada. Vuelvo a como nací: con las manos vacias. Es más: tengo menos que lo que tenía al nacer: ya no tengo esperanzas ni ilusiones.

Ha llegado el punto en que paso de comer, no me atrevo a mirarme a los ojos en el espejo y necesito tomarme un par de cervezas para no despertarme en mitad de la noche preguntándome porqué tengo que soportar otro amanecer. No logro levantar cabeza por mucho que lo intento. Tengo que estar siempre con la máscara puesta, sonriendo y con las gafas de sol puestas para que nadie vea que es lo que siento en verdad: vacío.

Odio mi vida. La odio con toda mi alma. No sé porque merezco esto. No sé porque el destino me ha puesto en esta situación. Pero ya todo me da igual. Solo quiero cerrar los ojos y dormir... dormir por siempre... y jamás volver a despertarme, porque nada me espera al salir el sol.

¡Maldito destino, que me destrozas el alma y encima te ries de mi! Pero un día dejarás de hacerlo, porque no me encontrarás.

Siento frío dentro de mi... ¿por qué lo siento? ¿acaso no puedo ser feliz?

La respuesta es obvia: NO.

Entonces, no sé que hago aquí...

miércoles, 26 de mayo de 2010

Todo tiene un fin.... y todo tiene un principio.

Hace ya mucho que escribí la última vez. Tantas cosas han pasado... todo mi mundo a cambiado al completo. Hasta mi zona geográfica. Trás de mí, el fin de una etapa de mi vida; ante mí, el comienzo de otra.

Ya no grito por dentro: me quedé afónico de tanto hacerlo. Ya no callo por fuera: simplemente, no tengo nada que decir.

Observar la vida desde el prisma del vacío. No hay ilusiones, no hay esperanzas, no hay amor, odio ni dolor: si nada espero, nada podrá hacerme daño. Sin arranco el corazón de mi cuerpo, no me asaltarán esos incómodos sentimientos.

Soy un simple muñeco de trapo, un espantapájaros que ve día tras día como sale el sol y luego se pone sin inmutarse. La mirada fija en el horizonte, no por esperar algo; simplemente, por mirar a algún lado.

Sonrisa falsa, pues nada puede alegrarme. Haré el papel de miembro productivo de la sociedad para que me dejen en paz con sus preguntas sobre como estoy.

Cuando uno lo ha tenido todo y la vida te lo arrebata de un zarpazo, también se lleva consigo toda la humanidad que tenías.

Es.... extraño estar tan.........

vacio.